24.1.09

Y de repente, me lleno de luz...



Hay sitios que agitan el alma. Ellos son los que te encuentran, como los vampiros y te inyectan un sobredosis de felicidad. Droga dulce y exótica que sabe a todo un poco y a nada en especial.
Y es entonces cuando los colores ya no son etéreos, cuando las pupilas confunden el sueño con la realidad y cuando sonrío por dentro con una mueca amplia que me embriaga de tranquilidad. Ahora, todo lo demás da igual.

Seguimos charlando.